Hoy en día, muchas emociones nos invaden; buenas o malas, pero siempre están ahí.
Es posible que hayamos experimentado diversos cambios en un periodo corto; cambios fuertes que afectan nuestra manera de percibir al mundo, de relacionarlos con él y con los miembros de nuestra sociedad. La crisis sanitaria mundial ha ocasionado que muchas familias se vean afectadas y los problemas sociales y económicos han causado estrés, frustración, ansiedad y descontento en las distintas poblaciones.
La crisis económica y social es cada vez más evidente en varios países, sobre todo en América Latina, y esto, directa o indirectamente nos afecta emocionalmente derivando incluso en problemas para mantener nuestra paz mental.
Queremos hablarte sobre cómo gestionar eso que sientes en estos momentos, que puede estar afectándote e incluso, tus relaciones familiares y personales. Primero, es importante conocer qué son las emociones, el estrés y la ansiedad, para entender desde el interior de cada uno cuáles son los sentimientos que invaden nuestros días.
Las emociones son un patrón complejo de reacciones que incluye elementos fisiológicos, experienciales y conductuales, por medio de los que se intenta lidiar con asuntos o eventos personalmente significativos.
En el siguiente recuadro se detallan las emociones agradables y desagradables, con las cuales es posible que nos identifiquemos en estos momentos de incertidumbre para el mundo entero, que, en muchos casos, en medio de caos social, económico y político, sigue tratando de superar la pandemia que hace un año nos confinó.
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Los pensamientos son los primeros elementos de cada experiencia vivida, pues estos, negativos o positivos, son los que finalmente generan las emociones.
Sí, es cierto; la mala noticia es que la gran mayoría de ellos son negativos. Este estado psicológico recibe el nombre de “mente de mono”; una mente llena de pensamientos sobre nuestro futuro, preocupaciones constantes y problemas sin resolver, llevándonos a un estado de estrés y ansiedad.
Las emociones que podemos sentir en momentos complicados son, el miedo, el enojo, la frustración, la ambivalencia, la desconfianza y la desesperación (emociones desagradables). Son justamente estas, las que podrían desencadenar incluso en actos violentos cuando no logramos gestionarlas adecuadamente, pero que de manera general conocemos como “estrés”.
El estrés es la respuesta psicológica o fisiológica a estímulos internos o externos que implica cambios que afectan casi todos los sistemas del cuerpo. Esta emoción se caracteriza por la aprensión y síntomas somáticos de tensión en respuesta a la anticipación de un peligro, catástrofe o desgracia inminente.
Está comprobado que una emoción o sentimiento permanece en nuestra mente entre 90 segundos y 4 minutos y logra sentirse también en el cuerpo. Sin embargo, hay emociones que permanecen días, semanas e incluso meses, y suelen siempre estar acompañadas de pensamientos repetitivos y negativos, y es allí cuando una simple tristeza puede desembocar en depresión, o un leve enfado en una situación de ira persistente y una preocupación en un trastorno de ansiedad.
Por ello, si no canalizamos aquellas fluctuaciones de la mente que hieren nuestro interior, entonces expresaremos ese malestar con acciones que repercuten en nuestra salud mental y en la de quienes nos rodean. En otras palabras, podríamos estar destruyéndonos emocionalmente.
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Dada la situación que estamos viviendo en distintos lugares del mundo: muertes por Covid-19, protestas y violencia social, guerras entre países y civiles, la carga excesiva de trabajo para brindar seguridad a nuestro entorno, la preocupación de llevar el sustento a nuestras familias y mantenernos sanos en el camino... hacen que el estrés y la ansiedad invadan en lo más profundo nuestros pensamientos y nos afecte tanto emocional cómo físicamente, desencadenando en encierros, conflictos familiares, insomnio, miedo y depresión... y entonces, cada vez es más común escuchar de alguien cercano que carece de paz mental y necesita de ayuda profesional.
Las emociones, los pensamientos y las sensaciones influyen en el equilibrio y bienestar. Si logramos canalizarlas, entonces lograremos volver a un estado de calma, en el cual sentiremos seguridad.
Todo parte de una intención; de tener empatía por los demás y compasión por nosotros mismos. Esto se trabaja a través de una técnica muy poderosa: el mindfulness.
Esta técnica nos ayudará a mantener el equilibrio emocional en momentos de crisis y a controlar el temor y la angustia. La relajación reduce el estrés, ayuda a dormir mejor, aumenta la concentración, previene la depresión y ayuda a controlar la ansiedad.
Hay muchas herramientas, además del mindfulness que nos ayudarán a vivir el día a día con mayor positivismo y con un mejor control de nuestras emociones:
Es de suma importancia para restaurar tu cuerpo tanto física como emocionalmente. La falta de sueño tiene un impacto negativo en nuestras emociones, en razonar adecuadamente y aumenta el riesgo de desarrollar depresión y ansiedad.
Somos capaces, si es que nos lo proponemos, de lograr desactivar los circuitos cerebrales de lucha y las emociones que lo componen. El cortisol, la hormona del estrés se absorberá gracias a la producción de oxitocina en el cuerpo.
Las emociones y los pensamientos siempre pueden sentirse en el cuerpo, sólo tenemos que aprender a escucharlo e identificarlas, abandonar nuestros pensamientos y emociones negativas dándoles esa apertura, experimentar llevando nuestro foco de atención allí donde sentimos algo físicamente y lograr reconocerlo.
Te invitamos a hacer uso responsable de redes sociales, a consultar siempre fuentes confiables de noticias e información, a moderar el tiempo total que inviertes en enterarte de las noticias que puedan afectar emocionalmente.
Además, ponemos a tu disposición los programas de Gestión de Ansiedad y Mejora de ánimo de la App Bambú; que te ayudarán a encontrar la calma que necesitas cuando sientas que los sentimientos de estrés y los malos pensamientos te desbordan.
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