Salud mental es más que la ausencia de enfermedad mental
(Organización mundial de la salud - OMS)
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como un estado completo de bienestar físico, mental y social; y no solamente la ausencia de enfermedad o dolencia (OMS, 2001, p1).
Esta definición da un lugar importante a la salud mental, para definir la salud en general; por tanto, los programas de prevención e intervención en los sistemas de salud, deben ir encaminados a cubrir la salud mental tanto como la física, tratando con igual cuidado este componente en la vida humana, como la vigilancia al sistema cardíaco, respiratorio o vascular.
La salud mental entonces se define como un estado de bienestar en el cual el individuo se da cuenta de sus propias aptitudes, puede afrontar las presiones normales de la vida, puede trabajar productiva y fructíferamente y es capaz de hacer una contribución a su comunidad (OMS, 2001, p1).
Esta definición de salud mental implica una responsabilidad en el propio individuo pero también deja ver un rol importante de los estados gubernamentales, frente a las condiciones de vida que posibilita, particularmente juega un papel fundamental en la garantía de los derechos humanos, como lo son el acceso a la educación, atención en salud y condiciones generales de vida digna, que son responsabilidad del estado suministrar a la sociedad.
Es claro que la salud mental está determinada por factores socioeconómicos y ambientales, lo podemos evidenciar en el mayor riesgo de presentar enfermedades mentales bajo condiciones de desventaja, como el vivir en inseguridad, violencia, desesperanza, en pobreza, desempleo, violencia de género, maltrato infantil, bajo nivel escolar, con problemas de salud física sin recibir atención médica, etc.
Urge la evaluación, el diseño e implementación de políticas estatales que promuevan la salud mental.
Cuando conocemos la definición de salud mental, inmediatamente sorprende que en muchas culturas y sociedades, la salud mental es la atención a los trastornos psicológicos, la prevención del suicidio, la prevención de las adicciones; pero rara vez se habla de promoción de salud mental, entendiendo que el centro de observación no sea la enfermedad o la patología, sino más bien el bienestar.
¿Cómo viven las personas que evalúan su vida como satisfactoria?, ¿Cómo enfrentan las tensiones y situaciones adversas las personas llamadas resilientes?, ¿Cómo piensan, qué comen, en qué trabajan y en general cuáles son los mecanismos que llevan a que una población se considere feliz?
Existen múltiples investigaciones científicas que plantean el estrecho vínculo que existe entre la salud mental y la física, encontrando un rol muy valioso de la salud mental para mantener la salud física adecuada o intervenir en la recuperación de la enfermedad física.
Esta relación es absolutamente bidireccional, entendiendo que la salud física también impacta el curso de la salud mental.
Siendo un dominio fundamental para la salud, la salud mental ha ocupado un lugar poco valorado; los estados invierten solo el 2% de sus presupuestos sanitarios para atender y promocionar la salud mental.
Mientras tanto, cerca de 1000 millones de personas deben convivir con un trastorno mental, 3 millones de personas mueren cada año por consumo nocivo de alcohol y una persona se suicida cada 40 segundos.
Adicionalmente, en la actualidad, miles de millones de personas de todo el mundo se han afectado mentalmente por la pandemia de COVID-19, con lo que el panorama ahora es mucho más desalentador, ya que el acceso a una atención de calidad en salud mental es mínimo, además de todo lo otro que deben enfrentar estas personas, a nivel de estigmatización y violación de derechos humanos.
Mientras los estados dan valor a lo prioritario, debemos unirnos a la causa, trabajando unidos por la salud mental de la población, exigiendo el cumplimiento de los derechos humanos desde cada nación y atendiendo nuestra propia salud mental y la de quienes nos rodean.
Ocupémonos de lo que podemos hacer en el día a día para proteger, cuidar y preservar la salud mental.
La salud mental ha sido equiparada con afecto positivo, sentimientos de felicidad, autoestima, autonomía y control, resiliencia y capacidad para enfrentar la adversidad.
Algunas habilidades y/o actividades que podemos entrenar para cultivar la salud mental son:
Recientes investigaciones evidencian cómo la psicología desde algunos enfoques cognitivos y conductuales se apoya en el mindfulness como un complemento terapéutico para atender algunos trastornos psicológicos como la depresión, la ansiedad, el insomnio, las adicciones, entre otras.
Sin embargo, no sólo su efectividad se ha demostrado en estos trastornos, sino también en el fortalecimiento de habilidades para la vida, contribuyendo a un mayor estado de bienestar y un sentimiento de felicidad en las personas que lo incorporan como un estilo de vida.
Mindfulness podría definirse como una forma de conciencia no evaluativa, centrada en el presente, donde cada pensamiento, emoción, sentimiento o sensación que aparece en el campo atencional se termina reconociendo y aceptando tal como es, sin emitir ningún juicio de valor sobre ello. Bajo esta condición, los pensamientos y sentimientos se observan como eventos mentales, sin identificarse con ellos y por ende, se disminuye la reacción automática frente a cada evento.
Entre las herramientas del mindfulness se fortalece la regulación de la atención, la conciencia en el cuerpo, la gestión de las emociones, la compasión y en definitiva, la autorregulación.
Si logramos incorporar prácticas de mindfulness o atención plena a nuestra cotidianidad, podemos fortalecer la autorregulación, el autocuidado, la autoestima, a partir de la atención consciente en el presente, la conexión con el cuerpo, el reconocimiento de las emociones y la gestión de las mismas.
Estas características a su vez, modifican nuestras relaciones interpersonales y la forma en que asumimos la vida y las situaciones que día a día acompañan las rutinas.
Finalmente, ten presente la importancia de pensar en ti como una prioridad, para esto, en la App Bambú encuentras una herramienta especialmente dirigida al autocuidado, gracias a que expertos en mindfulness han creado prácticas de meditación y de atención plena para acompañar el día a día, aliviar el estrés, reducir la ansiedad y en general para meditar y dormir mejor. Además cuenta con meditaciones no solo para adultos en general, sino con programas especiales para acompañar a las mujeres durante el embarazo, contenido también para niñas, niños y adolescentes.
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